Estamos de regreso!

 

 

Bueno pues después de pasar dos meses en México hemos vuelto a casa, que ganas tenía de quedarme con mis papás y toda la familia disfrutando. Les cuento que en el avión mi pequeño David se portó increíble, aunque si fue cansado para los tres, entre maletas,  escalas y el cambio de horario llegamos a casa muertos. No parecía que había bebé en el avión, nos la pasamos con siestas y juegos, así que las horas se pasaron super rápido.

Cuando entramos al portal David abrió sus ojos como plato al saber que habíamos llegado a casa, pero lo más lindo fue cuando lo puse en su cuna, soltó una risa nerviosa tan linda y pegó un salto para hablarle a los patitos que tiene colgados. Todo parecía ir bien hasta que el día fue pasado y empezaba a notar la ausencia de sus abuelos y tío, supongo que poco a poco se le irá pasando ya que en México cada día era algo nuevo para el.

Ya pasó una semana de nuestra llegada a casa y sigue sin querer dormir sólito,  se despierta a  media noche asustado y empieza la fiesta. Primero entre lagrimas nos abraza ya sea a su papá o a mi, y dormido vienen las patadas en las costillas y en la cara, sus dedos en nuestra nariz, ojos, boca y alguna que otra mordida en el pezón de su padre, por eso cuando vi la imagen de arriba me sentí muy identificada. Ya veremos que tal van las cosas en unas semanas, supongo que es cuestión de tiempo, ha sufrido tantos cambios que se tiene que acostumbrar de nuevo a la rutina en casa.

Les iré contando como van las cosas con mi pequeñajo.

Un besito,